Las habilidades y los empleos a menudo no coinciden
Los mercados laborales de todo el mundo están atravesando cambios importantes, especialmente en los sectores no tecnológicos. Sudáfrica no ha estado exenta de esta oleada de cambios. El país registra altas tasas de desempleo en comparación con los estándares mundiales, a nivel nacional y entre los jóvenes.
Según algunas teorías, la educación superior conduce a mejores resultados en el mercado laboral y aumenta los ingresos futuros al ofrecer perspectivas de mejores trayectorias profesionales. Sin embargo, estas teorías han sido criticadas en países con altas tasas de desempleo, donde incluso los graduados suelen tener dificultades para encontrar trabajo. Al parecer, la educación superior ya no garantiza la obtención de un empleo.
En 2019, Sudáfrica registraba la mayor proporción de trabajadores cuyas habilidades no concordaban con el mercado laboral, y los desajustes de competencias eran superiores al 50 % y los niveles de productividad más bajos en comparación con 30 países, incluidos India y Rusia. En otros estudios se ha constatado que la incidencia del desajuste educativo es igualmente elevada en Sudáfrica. Un cuarto de los encuestados estaba sobrecualificado para desempeñar su cargo, mientras que el 27 % se encontraba subcualificado.
Aun así, muchos estudiantes continúan matriculándose en carreras con bajas perspectivas de empleo. De acuerdo con el informe “Post-School Education and Training Monitoring 2019”, el área de humanidades representó la mayor proporción de graduaciones (6,6 %) entre 2010 y 2016. Le siguieron las áreas de ciencias, ingeniería y tecnología, administración de empresas y educación, con tasas de graduación del 5,5 %, 5,2 % y 1,8 %, respectivamente.
Según la investigación que llevé a cabo en Sudáfrica, la trayectoria de un graduado depende de su campo de estudio. El estudio de la relación entre la elección de la carrera y la duración del desempleo reveló que los factores más importantes que incidían en el desempleo de los graduados eran las calificaciones y las especialidades. Estos factores no parecían estar alineados con los requisitos del mercado laboral. Para lograr una mayor consonancia, también es importante saber por qué los estudiantes eligen carreras que no tienen mucha demanda.
Elección de carrera y perspectivas de empleo
Entrevisté a graduados seleccionados al azar, menores de 35 años y exalumnos de una universidad sudafricana. La mayoría de los encuestados eran licenciados en comercio (53 %), seguidos por graduados en humanidades (25 %) y graduados en ciencias y educación (ambos con un 11 %). La gran mayoría, un 88,8 %, estaban desempleados.
Las categorías de carreras con mayor cantidad de encuestados desempleados (23,1 %) fueron recursos humanos, psicología industrial y relaciones laborales. Alrededor del 15,4 % de los graduados desempleados se había especializado en estudios políticos o gubernamentales. Otro 15,4 % contaba con una especialidad en contabilidad o finanzas, y un 11,5 % se había especializado en economía, psicología o sociología.
Las especialidades más frecuentes seguían siendo recursos humanos, psicología industrial, gestión de relaciones laborales, gestión pública, administración pública y ciencia política. Sin embargo, muchos graduados en estos campos de estudio tradicionales debían esperar mucho tiempo antes de encontrar un trabajo. En particular, el período de espera era más largo para los graduados con especializaciones en gestión pública, administración pública y ciencia política (alrededor de 19 meses en comparación con 10,5 meses para los graduados especializados en recursos humanos, psicología industrial y relaciones laborales). Los períodos de espera promedio más cortos se registraron entre los graduados en contabilidad, matemáticas, educación y salud.
Los individuos especializados en matemáticas, estadísticas e ingeniería tardaron cerca de siete meses menos en encontrar trabajo que los graduados en recursos humanos y relaciones laborales. Este último grupo estuvo desempleado durante 10,5 meses en promedio. A los graduados en contabilidad y gestión financiera (áreas relacionadas con matemáticas) les llevó aproximadamente tres meses encontrar trabajo después de la graduación. Lo mismo ocurrió con quienes se especializaron en idiomas y comunicaciones.
De los graduados que tenían empleo, más del 70 % trabajaba en una ocupación relacionada con su campo de estudio, mientras que alrededor del 27 % ocupaba puestos que no se relacionaban de forma directa con sus estudios. Cerca de la mitad de estos últimos indicó que tenía un empleo que requería menos habilidades de las que había adquirido durante su formación (por ejemplo, un graduado con un título en contabilidad trabajaba como cajero).
De los graduados que estaban desempleados, el 80,8 % eran de raza negra y solo el 19,2 % eran de raza blanca. Y más de dos tercios de los encuestados con títulos en humanidades eran de raza negra.
La decisión de estudiar una disciplina en particular se ve afectada por varios factores, la mayoría de los cuales escapa al control de los estudiantes, tales como antecedentes familiares, escolarización, raza, institución de educación superior, percepciones de los empleadores y muchos otros.
Discordancia entre las habilidades y el trabajo
Las discordancias entre los logros educativos y los requisitos laborales dan lugar al subempleo, es decir, cuando una persona tiene un trabajo que es inferior a sus habilidades, en función de algún estándar (por ejemplo, horas de trabajo, ingresos o habilidades y calificaciones).
Estos desajustes y la carencia de habilidades han sido generalizados. Algunos estudios indican que son sistémicos y que se relacionan con numerosos factores. Estos aspectos estructurales todavía prevalecen tras más de dos décadas del fin de la segregación racial en el país.
Es necesario entender por qué los estudiantes continúan matriculándose en cursos que no son esenciales. Se debe pasar de la demanda de habilidades a la oferta de habilidades. En el proyecto Labor Market Intelligence Partnerships ya se indica qué buscan los empleadores.
Centrarse en la oferta del mercado laboral de los jóvenes (comenzando por el plan de estudios de la enseñanza básica) garantizará que los graduados estén adecuadamente formados para satisfacer las necesidades del mercado de trabajo. De lo contrario, los desajustes seguirán aumentando y no serán visibles debido al mayor acceso a la educación superior y las bajas tasas de desempleo de los graduados.
Nombulelo Precious Mncayi es docente e investigadora de la Universidad del Noroeste. Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.