¿Qué significa la empleabilidad?
La empleabilidad es la suma de competencias que posee un individuo y que determina si es apto para ser contratado en un trabajo. Es la combinación de los conocimientos adquiridos y las habilidades blandas que hace que un candidato avance en un proceso de selección laboral. En IFC, el mayor inversionista multilateral en educación privada en los mercados emergentes, alentamos a que nuestros clientes del ámbito de la educación conviertan la empleabilidad de los graduados en un pilar de sus estrategias de crecimiento. IFC creó Vitae para ayudar a impulsar un dinamismo entre educadores y empleadores que se traduzca en resultados positivos en materia de contratación.
Actualmente el 54 por ciento de los empleadores no puede encontrar graduados con las habilidades adecuadas, mientras que el 57 por ciento de los graduados no encuentra trabajo en su especialidad. Como resultado, menos de la mitad de los graduados del mundo se sienten preparados para acceder a un empleo de nivel inicial. Uno de los mayores desafíos de nuestra era consiste en solucionar la desconexión entre lo que los estudiantes están aprendiendo y lo que demandan los mercados laborales. Es una oportunidad para una mayor colaboración entre educadores y empleadores, que puede generar beneficios para ambos.
Para que los profesionales jóvenes tengan más confianza en sí mismos deben percibir que están preparados para el mundo empresarial. Deben tener tanto los atributos necesarios como una formación académica que concuerden con los puestos de trabajo existentes. En el sentido más obvio, sus estudios deben equipararse con lo que demanda el mercado. Como alternativa, un aspirante a emprendedor podría crear un producto o servicio novedoso y optar por iniciar su propia empresa en lugar de ser contratado por otros.
Para seguir siendo competitivas, las instituciones de educación superior deberán prepararse para ambas alternativas. La integración de la empleabilidad durante todo el ciclo de vida del estudiante atraerá y retendrá a los alumnos, desde la matriculación hasta la graduación, y en las etapas posteriores. Se puede contratar a un mayor número de docentes que provengan de las empresas, que enseñarán a partir de su experiencia y conectarán mejor a los estudiantes con las oportunidades laborales que pueden acelerar su avance profesional. Y los exalumnos pueden desempeñar un papel fundamental como mentores de los estudiantes y servir como un medio para impulsar la contratación.
La iniciativa Vitae de IFC adopta un enfoque basado en datos para evaluar la empleabilidad de una institución de educación superior en comparación con un marco de referencia, lo que da lugar a un conjunto de recomendaciones para eliminar cualquier brecha. Al salvar las diferencias entre el sector académico y el mercado laboral, la empleabilidad puede pasar a primer plano, y generar cambios positivos en apoyo de un mundo más equitativo.
Por ejemplo, la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá creó su Centro de Emprendimiento experimental para estudiantes y exalumnos, un ecosistema que sirve como un ambiente propicio para la innovación basada en soluciones con aportes del sector privado. El centro ha generado más de 900 empresas emergentes en los últimos siete años. Este tipo de universidades que incorporan el aprendizaje experiencial en el plan de estudios ofrecen a los estudiantes las oportunidades adecuadas para que se conecten con las industrias.
Las instituciones pueden también lograr buenos resultados mediante la prestación de servicios de orientación profesional de alta calidad que sean accesibles para todos los estudiantes. La Universidad de Ashesi, en Ghana, utiliza un consejo institucional y un panel de carreras para que los estudiantes tengan acceso “a las perspectivas de las grandes corporaciones”. En Ashesi, líder en empleabilidad, se graduaron los fundadores de DreamOval, quienes inventaron un conjunto de productos de software para satisfacer las necesidades del sector local de servicios financieros.
Ahora es el momento para que los educadores pongan en práctica la empleabilidad, ya que los graduados se beneficiarán cada vez más de las oportunidades de empleo más allá de sus fronteras. GitLab, un desarrollador de software de código abierto que opera de forma completamente remota, ya tiene más de 1200 empleados en 65 países. Como respuesta a la tendencia de trabajar “desde cualquier lugar”, los educadores pueden crear programas de microcredencialización para acelerar la adquisición de habilidades y ofrecerles a sus estudiantes una ventaja en la reserva de talento mundial.
En 2030, habrá 332 millones de estudiantes matriculados en la educación terciaria, en comparación con los 200 millones en la actualidad, y gran parte del aumento se producirá en los mercados emergentes. Junto con una fuerza laboral más conectada digitalmente, surgirán oportunidades para esta generación ávida por dejar su impronta. Y aunque estamos muy lejos del “envejecimiento” del mundo en desarrollo, las instituciones de educación superior harían bien en posicionarse como eje del aprendizaje permanente para ayudar a la adquisición de nuevas o mejores habilidades a quienes lo necesitarán. La adopción de un enfoque estratégico de la empleabilidad puede hacerlo posible.
Tania Lozansky es gerente superior de asesoría en los sectores de Manufactura, Agroindustria y Servicios de IFC, y también supervisa la actividades de asesoramiento en materia de empleabilidad y educación de la institución. Trabaja en Nairobi, Kenya.